Nada hay en los silencios del viento,
ni siquiera más allá de ti,
en esa soledad de que se invernan los caminos,
sino el monótono itinerario de las horas.
Nada hay que adivinar
cuando la lluvia enfría la mirada
de un sol aún herido por el sueño.
Ahora solo el mar permanece
en la cercanía del crepúsculo,
al reflejarse en sus aguas
las ácronas edades de su cielo.
Nada hallo que rememorar
que no dejara el viento
que trasnochara en mi ventana,
tan solo mis pasos
como doliente memoria de tu ausencia.
\"Arena en los bolsillos\" (2015)
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