NOBLEZA
Corta el fluir de mi sangre que no sienta
mi destino el sufrir, -mi pena es mía-,
para llevar el llanto y mi agonía
donde el mundo padece la tormenta.
Arranca la maldad que me atormenta
de este mí pecho herido, que creía
en la bondad del hombre que decía,
querer al semejante y que no mienta.
Que el conjunto en la gente se sonría,
y buscar que el camino traiga cuenta
en la mente del ser noble y no harpía.
Mi entorno sea feliz con lluvia lenta,
y el campo en hermandad se consumía
que el pueblo más unido se sustenta
Roberto J. Martín