Has puesto un punto.
Un punto donde debió haber una risa,
O un silencio redoblante, o una marcha nupcial
Hacia la tumba (equidistante de este fúnebre
Cortejo hacia el altar). Prerrequisitos
O requisitos de este ahogo impostergable:
Has puesto un punto para luego resarcirte,
Eres tú quien hoza una hogaza de luna en la leche.
Las sierras luminosas acunarán
El vástago que no has sido, hasta adormilarte
En el amor u otro viaje sin ton pero tal vez con
Somos.
Has puesto un punto para detener el tiempo
Vil de las arrugas y las explicaciones,
Para destender un horizonte probable
A quienes sólo queremos probar tu boca.
Has puesto un punto que emerge
En la almohada que madruga y se descubre
Gélida y temblorosa, como un llanto.
Has puesto un punto para guardar un secreto
Y tomártelo con calma de terremoto.
Has puesto un punto para medir una distancia
Y corroborar quién sangra más rojamente
Cuando nos acuchillan las ausencias.
Has puesto un punto sin transformarlo en coma,
Sin vacilar con otros dos puntos, sin prometer algo
Siguiente o una explicación que aclare este
Malentendido de sombras y algas pulmonares.
Has puesto un punto para engañar y engañarte,
Un punto que podría ser una negación
O una pregunta. Pero que es ninguna de ellas.
Simplemente
Has puesto un punto
Para tener dónde volver.