angelillo201

Estampida africana en la madrugada sevillana

dedicado con cariño  a los vándalos portadores del espíritu de Dionisios que han provocado las avalanchas en Sevilla para liberar a los pecadores de su penitencia. Paz y bien a ellos, por apologéticos de la alegría, y el indulto del gobierno ya.

I.

Avalancha, avalancha, avalancha,

se cayeron las luciérnagas,

vestidas con su fina seda

por una estampida africana ,

en las calles sevillanas.

We are living in sevilla,

We are living in sevilla.

La aurora suspendida en la Giralda

se sintió liberada del Ku Kus Klan

al escuchar de nuevo el grito :

Ala es Grande,

libertad, libertad, libertad.

Aladas palabras que levantaron el enjambre cautivo y somnoliento,

Almas alimentadas de cera de iglesia que ardía en sus bocas pecadoras.

Más mal guiados por los  Espartanos del orden

en las mal señaladas  chapuceras calles de sevilla

corrían los tabanos enfundados en sus caperuchos

del cuerpo de cristo lanzado a tierra,

para que le hicieran el boca a boca,

tras ser  chafado por la estampida.

En todas direcciones los que de Cristo salieron

corrían como Ñus de las sabanas africanas

envueltos en sus sábanas fantasmales.

Sus cuerpos chocaban entre si con gran estruendo y quejas celestiales,

formando un estruendo semejante a platos rotos por ángeles trompeteros,

que los lanzaran desde las ventanas de los bares.

Iban cayendo los cofrades exhaustos,

como gusanos de seda envueltos en sus capullos en tierra

para resucitar como mariposas en el cielo junto a Mahoma.

Y los Dionisios africanos

portadores e instigadores de este fino amor a Cristo.

génesis de las nuevas madrugadas para  sevillanos del futuro

fueron encerrados en un zoológico para peregrinos.

El Papa, los obispos, los ministros, los jueces,

y otros animalitos heridos  por la cruz.

encontraron estos Apolos de rodillas entre sus barrotes,

para su sádica alegría y la defensa de su Fe:

el castigo,

instrumento de Dios para el bien.

Sevilla, ciudad  nacida para odiar y castigar.

Sevilla aparta de mi tus autos de Fe.

Angelillo de Uixó.