Pasaje al ánima
Un sinsabor en el aire de inútiles recuerdos
acaecen como las tardes que le digo
a mi boca que deje salir su aliento,
esa parte que mi lengua no olvida
de refugiarse en tu guarida,
en la que me incita a jugar,
acechada por las cenizas de la vida.
Y he pagado a cuentagotas esa historia tan roída
todas las noches,
todos los días,
en un velero fugaz
que la borda ha parido tirándome en la cabeza
una biblioteca de razones
inevitablemente bella.