Me daba ganas de darte un beso siempre,
me decías que no, o adornar tu casa con un bello jardín
y te llevaba rosas para que lucieran en el jarrón de tu mesa
tu necia que no, porque si me juraste amarme,
hoy cambias de aptitud o se murió tu amor para mi
si yo sigo amándote sin jurarte ante Dios
como lo hiciste tu en ese viejo motel.