Mauro Enrique Lopez Z.

Viejo motel

Me daba ganas de darte un beso siempre, 

me decías que no, o adornar tu casa con un bello jardín

y te llevaba rosas para que lucieran en el jarrón de tu mesa

tu necia que no, porque si me juraste amarme,

hoy cambias de aptitud o se murió tu amor para mi

si yo sigo amándote sin jurarte ante Dios

como lo hiciste tu en ese viejo motel.