Vencida parrilla
que el viento mece
entre pinos,
cipreses...
y desnudas horas,
vertida
de lágrima...
y anacrónica presencia,
en el marco inconfundible
de la aurora
¡Oh melancólica
y matritense
primavera...
aquella que entristecida
se devora,
entre sueños desnutridos
y compungidos...
por la rosa inalcanzable
de su boca !,
entre lilas
en sus olvidos
desvestidos...
por el aura
inquebrantable
en que se adorna.