D U L C E M O R I R
El verdadero amor no es tridimenso,
no se ajusta a los cánones comunes,
es todo sensación, sublime, inmenso,
es pleno de pasión, al tedio inmune.
El verdadero amor: cinco sentidos.
Entregarse de lleno a las delicias
de dar y recibir, el corazón henchido
de buscar e inventar nuevas caricias.
Experiencia táctil, la mas deseada,
es sensación de suavidad sublime,
es sentir nuestro el cuerpo de la amada,
es erizar de piel que nos consume.
Es verla sin mirar, a ojos cerrados,
luz en la obscuridad, faro de guía,
recuerdo en la retina almacenado,
visión ardiente en la noche mas fría.
Es dulce cantinela tarareada
que suena como si ángeles cantasen,
serenata de amor, de madrugada:
música, arpegios, melodías y compases.
Aire lleno de aromas y fragancias
oloroso a deseo, perfume intenso,
plural bouquet de flores que no cansa
es la mujer amada. ¡Mirra! ¡Incienso!
Sensación deliciosa en las papilas
de frutas en sazón, licor y especias,
el gusto de su boca que destila
plena de amor, una exquisita esencia.
Es todas esas cosas que nos hacen
desear que sea perenne lo pasado
y conseguir así nuevo deleite:
el sublime placer: ¡Morir amando!
Jose Vale Amesty