Cicatrices incompletas,
grabadas en su piel,
recordando a sus entrañas
cuanto duele perder.
Un pedazo de cielo,
que venía sin miedo,
que siendo tan pequeño,
tuvo que aprender,
que este mundo, es injusto,
que este mundo, es cruel.
Cerraron sus ojos,
no alcanzó a conocer,
qué color es cielo,
qué color es el mar,
quién preparaba la cuna,
quién tejía el ajuar,
quién le cantaba versos,
quién le decía, te voy amar.
Su pecado, confesarlo
su delito, no escapar,
sólo recuerdos tristes,
de una sala de hospital,
donde mataron sus anhelos,
donde murieron sus sueños,
donde le quitaron el aire,
con el que debía respirar.
Ella aún está de luto,
no hace más que llorar,
hoy también la cubre un negro velo,
de tristeza y soledad.
Hoy como ayer,
ya no quiere despertar