Su memoria recoge los restos de un naufragio perdido,
Que antes sepultaba la arena del tiempo,
No faltan curiosos preocupados en su soledad
Quienes se interesan en navegar en el mar de sus recuerdos;
Izan las velas sobre el viento
En busca de su navío ya hundido,
Tratando de diagnosticar el silencio y su locura
Preso en las profundidades de su pensamiento.
-Su árbol no dio un fruto, nunca nadie le amo,
Siempre estuvo solo y el tiempo se le agota
Sufrió de soledad y siempre se mantuvo altivo -Dicen con alegría contenida.
Para muchos esta enfermo, tal vez sea un problema psíquico,
Amar a un ser igual a él es como amarse así mismo.
El destino de narciso fue hundirse en el lago
Hubiera preferido amistarse con la muerte
Antes de dejar aquellos placeres:
“Hacer el amor con un espejo” tal cual era.
No fue para él un gran problema los murmullos
Que en su puerto regaban las gaviotas,
Tenía la certeza de dejar su blancura para morir en cruz,
La expiación saldaría las deudas de su pecado,
La maldición de la Palabra no le preocupaba
¿Dios jamás maldeciría el amor?
¡Quién este libre de pecado lance la primera piedra!
Eligió la soledad cuando su amor falleció
Tragado por el mar en una noche tormentosa
El celibato se volvió su credo
y se vio obligado a vestirse de lágrimas para siempre.
Ahora el silencio es su ritual tradicional
Que lo lleva a bailar con la locura al compás de un vals descuadrado
-¡Déjadlo en paz! No hay amor más puro que el de un loco
Porque el loco no piensa cuando ama.
Su corazón guarda la música de alguien que se apagó.
La soledad ahora es su compañera, aliada y amiga,
Sólo justo cuando cierra los ojos
puede traer a su amor de los muertos
desafiando las profundidades de las algas, su sepultura
Y puede entregarse al santo amor del recuerdo
Para finalmente hundirse en el mar en busca de su amor perdido
No se atrevan a juzgar
Pues… ¿Quién no ha sufrido de soledad?