Tu cuerpo es un refugio que te pertenece
Tu carne acostada en la orilla
Es tocada por las manos de la marea
Es alcanzada por la humedad de la arena
Tus senos quieren desbordarse
Y regresar al mar como un pez que se quedó varado
Una curva peligrosa anida en tu cintura
Ni el aire se atreve a bordearla
Se ven puros abismos alrededor de tu sombra
Tu boca uno de los más profundos
En tu pecho una entrada al plumaje de tu alma
En tu vientre resbalan las luces
Y caen con lentitud a una profundidad
Que contiene al mar como un secreto