Señora, permítame ayudarle
en los menesteres que su corazón invoca,
y en sus labios pueda darle
la mismas intenciones de mi boca.
El beso
Que entretejidos en complicidad
se apretasen fuertes y eslabonados
nuestros dedos en su totalidad
como todos los enamorados.
Las manos
Venga. Acérquese. Reunámonos.
Olvide el mundo y seamos epicentro
mientras los dos nos identificamos
haciendo placentero nuestro encuentro.
El abrazo
Confundamos al aire y al viento
en cada uno de los recuerdos
de todo aquello que siente y que siento
desde las Primaveras hasta los Inviernos.
El suspiro