A los que al otoño hemos llegado
no debemos por los años preocupar
hay que aceptarlos según van llegando
al no poder, por ley divina obviar
Debemos entender que si existimos
hemos sido afortunados al vivir
y todos los que aquí ya estamos
por las huellas que tenemos no sufrir
¡Qué importan las dunas! ¡Que aparezcan!
si ya lozana tuvimos nuestra piel
pero de cada ciclo, huellas quedan
porque el tiempo no es un amigo fiel
Jamás, sus huellas se pueden evitar
porque a su paso las va acumulando
se pueden ocultar pero no borrar
pero eso no impide el seguir soñando
A esa edad, también se tienen sueños
no impetuosos como de juventud
el sosiego y algo más son privilegios
de esa etapa, que nos brinda esa virtud
Todos los que ya somos otoñales
el temerle a los años no hay razón
porque aprendemos ser buenos amantes
y el amor nunca se va del corazón.