¡Por qué mi voz
ya no te alcanza!
Se ahoga el eco
en la penumbra
de la habitación,
en dónde sueñas...
con un amor ausente.
Sentirás mis besos
como fantasmas
rondando por tu almohada,
sentirás mis caricias
como suspiros al alba...
sentirás que no eres feliz,
si no me tienes a mí.
Yo sentiré lo mismo,
cuando tu presencia ya no tenga
y me cubran las sombras
sinientras de la tarde.
El sol que me calienta,
no me dará calor,
ya no tendré calma
si no tengo tu amor.
El rocío que baña mi alma,
serán gotas amargas
de desolación,
envueltas en los delirios
que agobiarán mi corazón.
Saldrán despavoridos
los sueños compungidos,
a ocupar la mente peregrina
de un ser que se encamina
a buscar un refugio en la locura.
Una lágrima embozada
rodará por mi mejilla,
me iré llevando la melancolía,
colgada de mi alma.
me iré con paso lento,
triste y derrotada.
Ya no recordarás mi nombre,
ni te tocará mi aliento
y esa luna, que antes
nos iluminara,
dará la media vuelta...
cansada de esperarte.
¡Dime amado mío
si todo lo acabó el hastío!
¡Dime amado mío
cuándo has de nombrarme!
¡Dime amado mío...
cuándo he de escucharte!
Despierta del letargo
que aquí te estoy esperando.
¡Dime amor mío...
cuándo he de besarte!
Felina