Los recuerdos de a poco lo consumían
flechado quedó en una vil oscuridad,
los labios que en su tibieza lo envolvían
ahora son espinas que le suelen horadar.
Se resquebraja su amor en la soledad
desechado por la amante de su vida,
enfrentado a un torrente vendaval
cerrándosele… la única puerta de salida.
El hielo de la angustia le ha enfriado
en el sarcasmo de una terca mezquindad,
los valores que a bien había logrado
lanzaron un vuelo a la infame necedad.
Las finas hebras del dolor lo mutilan
en una densa nube de humedad,
lágrimas cual saetas que no vacilan
en llevarlo, en vida, a la mortandad.
Cuelga la creciente noche en su asfixia
el silente recuerdo desafiante seguirá,
por los sendos valles de aquella injusticia
en total disimulo su alma vivirá.
(victolman)