Ha llamado la primavera.
Me lo ha dicho el río;
su agua se remansa,
suavemente habla,
mansa...
Ya no baja como antes lo hiciera,
agresiva y fiera;
y su color chocolate
se ha vuelto azul de paz...
Me lo dijeron el martes los vencejos y los aviones
Ya están en sus nidos bajo los canalones
y planean a ras de esta preciosa pradera
buscando alimento
mientras representan en grupo
un baile perfecto.
Me lo han dicho todos los pájaros
que me han acompañado
en las mañanas de invierno frías;
no son sus cantos iguales;
están locos de alegría.
Y la pradera verde de vida
se llena de chispas blancas, rosas y amarillas...
como rutilantes estrellas de día.
Me lo han dicho los jardines,
su olor a lilas y gerberas y jazmines
que ya está aquí la primavera.
Me lo han dicho mis ojos, mis oídos y mis manos, que recogen flores
conmigo allá donde vamos.
Me lo ha dicho por fín mi cuerpo
que se templa al sentir el calor del sol
este sol que tanto amo,
este sol gitano que llega
a la llamada de la primavera.