En estos momentos en que
de ustedes sólo me queda
el recuerdo amable de su presencia,
me arrugo y encojo
deseando lidiar con éxito
el conflicto de mi corazón.
No se porqué me sucede
pero así pasa
después de instantes
intermitentemente presentes
en que mi soledad deja de ser.
Su compañía me acaparó
llenó mi presente
y mi consciencia
modificando sutilmente
mis intuiciones e impulsos
montándome sobre un momento
que no conocí
sino sólo viví
intensamente.
Estuve mimetizado
identificado cabalmente
sin desearlo ni buscarlo
realmente actualizando
la cosa esta que es mi vida
mezcla de lo ajeno
y lo extraño
en mi contínua presencia.
Ahora sólo pienso
con tristeza y nostalgia
qué es esto que me pasa
cómo es que ya acabó.
¿Acaso no es posible
seguir viviendo ese presente
cuya ausencia ahora me eriza?
Deseo pensar que se puede
que existe forma de prolongarlo
pues, al fin
sólo nuestro es el presente
y por ello les propongo
que sigamos
en nuestra mutua compañía.