Como una cucharada de miel,
como un chocolate que se deshace en la boca,
así son tus besos:
trueno de luciérnagas,
solitario estruendo de un volcán
y su eco .
Esta noche, la luna está rodeada.
Inclinada entre tus brazos
he quedado en espera
sigilosa.
Mis duendes
reconocen al tigre agazapado
para atrapar la presa.
Huelen ese singular aroma
que exhalan los poros de tu piel.
Y escuchan
el latido de tu corazón...
La noche desvanece el rumor del agua,
que dentro mío cimbrea
y es una alfombra de extraños matices
su cabellera oscura.
Una cascada reflejan tus ojos
entre las nubes
íntimas del abrazo
que tibio me rodea...
Amalia Lateano