De fina estampa, de mirar sombrío
tienen sus ojos gran dolor y pena,
por cruel amor que le causó condena
llenando su alma de perenne hastío
Vive la vida como las gaviotas
vienen volando sobre los manglares,
ella sumerge penas en los bares
con trinos tristes y sus alas rotas.
Tiene su rostro mueca de alegría,
yo me pregunto que la induce al vicio
para que muera en negro precipicio,
como la rosa que fulgor perdía.
Pobre mujer que su dolor silencia,
vende su amor con gestos muy fingidos,
quienes lo compran no oyen los gemidos
del alma buena que perdió inocencia
Víctima frágil de los crueles males
que sin piedad a nuestro mundo oprimen,
y los canallas su beldad exprimen
con corazón perverso de chacales.
Quienes imponen su brutal condena
viendo su esencia como gran bagazo,
Nunca comprende que su cruel rechazo
hace mas cruenta su terrible pena.
Pobre mujer que sufre cruel martirio
y cruza el mundo solitaria y mustia,
solo se prestan para darle angustia
y convertirla en deshojado lirio.
Tu bien podrías rehacer tu vida
sin que maldad te venza y te consuma,
que la bondad tu vida la perfuma
si te levantas con la frente erguida.
Autor: Anibal Rodríguez.