Araceli Vellber

PremoniciĆ³n.

 

Dejando huecos, hasta en los mordiscos,

en los pulmones, abrasados de tanto llanto,

intentando dejar espacios hasta en el aliento

y también en los armarios y en los cajones

desempolvando el mucho polvo

y el poco recuerdo;

ahora me doy cuenta de las cosas inútiles

que guardábamos

y aquellas que no hemos sabido conservar.

Tomando distancia,

cambiando el blanco pálido de las paredes

por el azul cielo raso,

y todavía no he tocado fondo,

pero estoy tan abajo

que esto parece un abismo,

y necesito tantas cosas

pero desconozco su orden

y tú me miras

y yo, te envidio, porque te quedas,

con la complicidad del silencio de fondo,

pero yo, no me quejo, aún no,

quizás este mediodía

cuando las agujas del reloj se junten

y aprieten mi corazón.