La acacia...
de su melancólico
tributo,
entretejía meditabunda
su gusto moribundo...
por la brisa
inalcanzable
de su rezo,
un ave deslazada
herida y breve...
desnudaba la mañana
olvidadiza,
entre impares lunas
desgastadas
de homéricos....
y anárquicos
tributos,
mientras la sonrisa
de su labio...
apenas
se erizaba triste,
en el marco
inconfesable...
de su dicha.