Un cuento de primavera
le dio calor al verano,
y al horizonte lejano
parece que lo tiñera
la estrella azul de tus manos.
Tus ojos son perlas grises
que alegran la madrugada,
y tu pelo una cascada
adornada con tapices
que brotan de la alborada.
Tu voz es pájaro herido
que gime al viento sus notas,
tus brazos dos alas rotas
del pasado sin olvido
de una playa sin gaviotas.
Y yo; soy un humilde poeta
que solo escribe canciones,
e implora que le perdones
por lo infame de sus letras
y matar tus ilusiones.
Que adora tus labios rojos
tu mirada y tu sonrisa,
tu retrato en la repisa
y las perlas de tus ojos
coqueteando con la brisa.
Franklin Joel Blanco Aparicio.
Villa de Todos los Santos de Calabozo.
Venezuela; abril de 2017.