Ella vino y me retó…
Se detuvo frente a mí y con desplante
Hechó atrás la persiana de sus ojos
Me miró socarronamente sonriendo
Yo le hice frente…
Recibí su aliento cálido y fragante
Le atrapé dos besos, de sus labios rojos
Y me puse en guardia, fingiendo
Ella no se inmutó…
Como relámpago desenfundó el alma
Y disparó certera y mortal a mi pecho
Tres veces disparó… tres aciertos…
Yo no hice menos…
Disparé el corazón, con fría calma
Y toqué mortal su amor deshecho
Y atravesé sus ojos diáfanos, perfectos…
Ninguno arredró…
Así andamos, cada cual con sus heridas
Sangrando ella, besos y miradas
Yo, supurando mieces y vertiendo vida..
El duelo… lo iniciamos cada día…