Fue el solo encuentro que se sepa
tuvieron en vida estos dos portentos.
Puede ser que fuera invento que
quepa en el recuerdo de ella, como
cientos de anécdotas que Bettina a
los vientos vertiera en su abundoso
recrear poético.
Beethoven y Goethe hablan contentos
cuando sucede un encuentro patético:
Se tropiezan con los adalides de lo
estético.
La Familia imperial austriaca coincide
en el balneario y se cruza en su camino.
Goethe, experto en estas lides, se cuadra
militarmente a su paso mientras Ludwig
sigue su camino sin reparar en la
excelencia de los sujetos que reciben la
reverencia de su compañero.
Los sorprendidos aristócratas giran la
mirada hacia el músico sin dar crédito
al desdén del que habían sido objeto.
Mientras tanto Goethe seguía
deshaciéndose en zalemas barriendo el
suelo con su sombrero.
A través de esta anécdota, supuestamente
real, podemos vislumbrar la personalidad
de estos dos excelsos referentes de la
creación artística: El adaptado, el ortodoxo
a las convenciones, y el rebelde, el
heterodoxo, el sultán de la libertad.
Espíritu neoclásico versus tempestad
romántica.
Apolo contra Dioniso.