Que mano oscura ha dejado estas sombras
asolapada inquietud que se asoma,
la efervescencia no cesa en el alma
sabor salobre que sube a la boca.
Larga es la noche y observa a los astros
mirada erguida que aguarda a un cometa,
claman los labios un signo cualquiera
esta constancia de pronto se acaba.
Cuerpo negado a volar las estrellas,
ansia no cuaja en capullo ni en brasa
fuego invisible que abrasa sin ascuas.
El alma llaga y reclama su fuente
ígnea raíz donde brotan las llamas,
la luz espera, espera y espera.
Lupercio de Providencia