El grito sonó feroz
no fueron palabras
solo un inmenso ruido
una explosión
aterradora
sin razón
el hombre gritó
su ira
el dolor
y por sobre todo
no ser comprendido
por los que al rededor
mirábamos con estupor
cómo un solo hombre
en medio
de todos
sin saberlo
nos daba el perdón
ese mismo
que no le dábamos a él
reservándolo para nosotros mismos
siguiendo el camino
que cada cual tenía.