Araceli Vellber

Día de San Jorge, sin flor.

Lo que quede de este cadáver

entregárselo al enemigo

para que devore sus entrañas,

las exponga en público

o difame su existencia,

una vez perdida,

derrotada,

humillada el alma,

el cuerpo, ya no es nada.

 Entregárselo aun con la sangre caliente

y que sepa que su corazón amaba

a deshoras, si,

pero amaba,

a destiempo también,

pero latía.

Hasta que vino el ladrón de almas

con la boca llena de dientes

y las manos llenas.

Dicen que habla con alguien,

no lo sé, no me importa

lo único que sé, es que no habla conmigo.