Qué calma y bien fresca se ve la mañana,
una linda chavala, abre su ventana
para deleitarse... del fresco clarón,
saca su cabeza, respira y exhala.
Su aliento sin prisa, se interna en el viento,
varias mariposas que visten de gala
barren ya la calle con gran apurón.
Rauda una cotorra que rompe el silencio
parloteando el anuncio !Hay fiesta! ¡Hay fiesta!
Y la algarabía se hace manifiesta.
Cada saltamontes coloca un festón,
cantan las ardillas poniendo las sillas,
salta la chavala desde su ventana,
su fina boquita, muerde una manzana.
Se oye el pregón ¡Felicidades hermosa!
Llegan animales de todas edades,
le llevan obsequios, llévanle una rosa,
y ella bien vestida, de blanco algodón.
Galante el conejo que a saltos se acerca,
y apura su paso saltando la cerca,
en aquel ambiente suena una canción,
a la zarigüeya le pide que baile
y la vanidosa le niega en desaire,
el conejo en voz alta, pide atención:
--tonta y presumida bien la zarigüeya
¡Linda es la chavala! ¡Preciosa solo ella!--.
El gallo escondido pellizca la torta
el perro le ladra y por casi lo ahorca,
en aquel instante, se enciende el fiestón
y en la festejada... sale el corazón.
¡En aquella calle todo es emoción!
y de aquí nosotros... prestando atención.