Si quisiera emular
otrosversos,
brevemente
como un soplo
volvería
al barrio que dejé
en las brumas
y en el polvo,
con perfume de niñez
y juventud.
Barrio
calle estrecha,
callejones sin salida
con perritos callejeros
orinando en la pared.
Es el tango
que se escucha al pasar,
es la risa de un niño,
el amigo que extrañas
y no está.
Y regresas renovado
cada vez que lo visitas;
nada más.
Es muy cierto
que los hombres
somos flojos
a recuerdos
y al valor de la amistad.