Bañado en un oscuro silencio,
se escucha un violín entre notas,
deshojando tus rojos labios al tiempo,
el río se ahuyenta,
se esconde tras aquella vereda,
no encuentra el camino,
¡Se le han cerrado las puertas!
por ventanales de seda,
se escucha; el quebranto
de sus penas, el viento es el eco,
de su olvidado llanto,
ya los sueños se llevaron el canto,
de la inocente noche,
que cobijó; la ausente luna.
Una silueta delgada sobre la laguna,
se acerca sigilosa
entre las sombras, de aquel
fornido pino, como desatando
su blonda cabellera azul.
En sus ojos cautivos tiene los luceros.
la luz es relampagueante entre la floresta,
y una rosa moribunda tambalea
¡Casi muerta!
Un suspiro la despierta,
mientras una mano pálida, la alimenta,
la sujeta a un palmo de mojada tierra,
la incrusta y con su sangre la riega.
Vuelan las sombras,
fantasmas sobre las quimeras,
se apago la llama
¡La flor está muerta!
Una fría daga atravesó su pecho,
y los botones baldíos,
abrir, no les permitieron,
se quedaron bajo la noche,
perdidos; jamás verán el día,
el rocío ¡cultivara su muerte!