Tu sencillez, tus pestañas, tus ojos marrones y medio achocolatados,
tu alma, tu vida. Todo gusta de ti.
Me gusta cuando sonríes y tus ojos se vuelven como achinados,
y tu vientre es plano; de tus hoyuelos me vuelvo esclavo.
Lo que gusta de ti, es que aun cuando no estas cerca de mí,
mi corazón late como si te percibiera, mis labios te buscan, mis brazos tiemblan ansiosos por tus caricias.
Pero cuando vienes a mi, y te entregas en esos besos húmedos y excitantes,
y más aun, cuando tus pupilas chocan las mías;
pierdo la cordura, y entonces y solo entonces,
el universo entero vibra.