Caen los almanaques cual hojas en otoño
enjuiciados por la fuerza gravitatoria de tu ausencia.
Es el génesis de la pérdida de la sirena
que con su marcha ha dejado más que bruma.
Su canto se convirtió en un boomerang sin retorno
que exilió las simetrías a otros parajes
simetrías carentes de sinónimos
trigo no fecundo en tierras invernales.
Te llevaste consigo uno y mil conjuros
que absuelven de las inclemencias
no hay atisbos de tu luz
ni mínima centella de tu magia.
¿Ahora quién acallará los perros de mi sótano?.