Entre deseos lívidos
haz desmedido el respiro
y tus risas, espinas sonoras,
rasgan mi ternura.
Entre miradas trúhanes
haz detenido mi latido
y tus gestos, rocas mohecidas,
laceran mi gentileza.
Con alevosos movimientos
haz oscurecido el día
y tus manos, gélidos pétalos,
ahogan mi sentido.
Entre proferidas imprevisiones
haz congelado pulcro sol
y tu vocería, nefastas oraciones
asfixia mi regocijo.
Con conquista talante fino
haz concluido en esencia
y tú triunfo, negro destino,
deroga, en tanto, mi abstinencia.
Con sarcástica finura
haz herido esta ansiedad
y tus labios, lacónica fisura,
subyuga prometida austeridad.
Entre mordaces murmullos
haz inducido mi suerte
y tu aliento, sensual preludio,
resquebraja mi aliciente.
Con pecaminoso amor
haz sorprendido mi cuerpo
y tu pasión, abrasiva muerte,
mi existencia haces arguyente.
Entre perpetua alegría
haz tomado mi alma
y tu cuerpo, hiel complacida,
desmaya mi absoluta calma.