Confieso que te pienso,
que me invento a tu lado,
que me sonrojo al verte sonreír,
que me imagino el roce de tus labios y
tiemblo al imaginar la electrizante sensación
que me produciría uno de tus besos.
Confieso que te sueño,
que anhelo cada uno de tus gestos cuando estoy lejos de ti.
Confieso que me aferro a los instantes en los cuales te acercas a mí,
inocente, sin tener idea de lo que quiero junto a ti.
Confieso que a veces me imagino atrapada en tu piel,
sin siquiera saber si es deseo o
es solo el capricho de querer explorar tu ser.
Confieso que en la profundidad de tus ojos me siento un gran aventurero,
navegando entre sueños, entre fantasías y anhelos,
atrapando con afán cada uno de tus pensamientos,
esos que inconsciente me dedicas en algunos momentos.
Confieso que tu ausencia me regala desvelos,
cargados de añoranza,
me tumbo en el frío suelo,
arropándome con recuerdos de sonrisas
y felicidad muy ajenos a lo que ahora soy.