Conocí en el año 2000 a una familia vagabunda que sobrevivía en Estambul. El padre Musa de 37 años, la madre Emine de 34 años que estaba embarazada de 4 meses, ambos con 2 hijos , el mayor Omer de 4 años y la pequeña Leyla de 9 meses, todos presentaban aspecto deteriorado.
Musa llevaba un año en paro porque perdió su empleo por quiebra de la joyería donde trabajó, Emine era ama de casa y Omer que estaba estudiando en el colegio, lo abandonó por falta de recursos económicos. La carencia de dinero les había obligado a abandonar un pequeño piso donde habitaban y trasladarse a un sótano donde vivían mancomunidades de vagabundos. Dormían en viejos colchones colocados en el suelo y se arropaban con viejas mantas cedidas por las monjitas de caridad y pasaban frío. Emine por su embarazo dormía en un sofá arropada de mantas, pero estaba incómoda y algunas noches notaba contracciones en la zona inferior de su abdomen.
Acudían a desayunar, comer y cenar a un comedor colectivo de caridad regido por monjas católicas. Otras veces familiares y amigos les ofrecían comida, pero ellos carecían de dinero para acudir a un supermercado a comprar comida.
La familia recorría Estambul acompañando a Musa a buscar empleo, pero también buscaban alimentos y medicinas. Musa tenía grandes dificultades para encontrar trabajo debido a la gran crisis económica que atravesaba Turquía, estos últimos años cerraron muchas empresas y el paro crecía una enormidad. Omer algunas veces acudía a los parques públicos para jugar con otros chiquillos.
Estaban agotados de recorrerse todos los rincones de Estambul, iban a la Plaza de Santa Sofía, a la de la mezquita Azul, al gran bazar, al canal del rio Bósforo y se recorrían todos los comercios. Musa buscaba empleo como comerciante. Un buen día Emine cansada de andar de un lado a otro empezó a tener dolores de contracciones acompañados de hemorragias y manchó su pantalón y el suelo. Se encontraba muy mal y su hijo Omer y pidió auxilio a unas señoras en la calle. La niña Leyla la tuvo que coger una señora. Llamaron a una ambulancia y trasportaron a la madre al hospital de la beneficencia por urgencias. Los ginecólogos exploraron a Emine dolorida y con hemorragias y la diagnosticaron un principio de aborto. Decidieron ingresarla unos días en el hospital para su observación.
Musa estaba muy disgustado y desesperado por la situación de su familia y el estado de salud de su esposa y se desahogó llorando delante de unas monjitas de caridad. Unas enfermeras intentaron consolarle y tranquilizarle y una de ellas llamada Isa le ofreció su casa a Musa y a sus hijos temporalmente hasta que se recuperase Emine. Mientras tanto Isa le propuso hablar con su primo, dueño de un bazar en Estambul a ver si podía conseguir empleo de comerciante para Musa.
Transcurrió una semana , Emine estaba mucho mejor ,se había recuperado del peligro de aborto, habían cesado sus dolores y hemorragias y los ginecólogos hablaban de darle el alta el día siguiente. Musa y sus hijos habían descansado en casa de Isa, se alimentaron bien, se ducharon y vistieron ropas nuevas. Sus aspectos mejoraron mucho, se les veían más animados y tranquilos. Isa habló con su primo y le consiguió un trabajo de comerciante de productos alimenticios en el bazar, iba a vender infusiones, especias y bebidas en un pequeño comercio turco. Musa habló con Ibrahim, el dueño del bazar y llegó a un acuerdo que a cambio de la mitad de su sueldo le proporcionaba un piso que tenía listo para alquilar. Su salario eran 1000 euros y tenía que pagar 500 euros por el alquiler, iba a ganar lo justo para comer y mantener sus necesidades. Isa le comentó a Musa la posibilidad de conseguir becas de estudios para que su hijo Omer pudiera seguir estudiando. Esto sucedió un año antes de que Musa se alistara de manera voluntaria en el ejército islámico.