“Conste que no estoy reprochándote,/ el tiempo mitigó mis dolores/ y mi amor fue como mis flores/ y mis flores, murieron esperándote”.
Flores a una muy especial fecha aniversaria,
para constatar tu presencia en la funeraria,
y hacerle honor a las palabras que dices…
Flores al recuerdo de románticos sueños,
a todos los abuelos, a los más pequeños;
para colorear paisajes que se veían grises.
Flores como una manera de disculparte
o tal vez algún modo florido de disfrazarte,
marco perfecto de un amor que se declara;
flores a una amistad que se vuelve perenne,
las que le dan a un rito un aire solemne…
mismas que hacen sonreír al que te ampara.
Flores que embellecen tu casa, tu mesa;
las que al recibirlas borran así tu tristeza,
las que das sólo porque te ha dado la gana.
Flores de resignación a lo que no pudo ser,
para lo que el viento con furia se llevó ayer,
a eso que no sabes si acaso ocurrirá mañana.
Flores para ese lado tan hermoso de la vida,
a una feliz primera vez… o triste despedida,
adornos de un detalle único en tu memoria.
Flores para que desde tu alma me abraces,
para buscar la ansiada paz, hacer las paces,
marcar el principio y el final de una historia.
Flores para los héroes que fueron olvidados,
a los que triunfaron y se creían fracasados,
a los que sus esperanzas dieron al traste.
Para ti que siempre tanto bien me hiciste;
sí… a ti… que un día mucho me quisiste,
a ti… que un día simplemente me olvidaste.
Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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