Entraste tú en la languidez del tiempo
De la pequeña alcoba de nuestra habitación
Y desnudaste el cuerpo para liberar tu alma
Que con un beso eterno tus labios a los míos entrego
Dejamos que nuestras manos se aventuraran en
Las ansias de la proximidad de nuestros cuerpos
Se agitaron los suspiros…
Y en la pasión del momento los dos pronunciamos un ‘Te Amo”