La vergüenza pasó por mí,
yo pasé por la vergüenza.
Me he dado cuenta ahora
que los dos nos fecundamos
con hondisímas huellas.
La vergüenza es mi amante
calenturienta y roja,
yo soy quien se acuesta
precozmente con ella.
Cuando nazca entre gritos
nuestra criatura próxima
la vergüenza habrá muerto
bajo mi sexo extinto
y yo, sin más demoras,
habré roto mis huesos
y en la cuna del tiempo
llorará nuestro hijo.