Es madre de nosotros, que vida nos entrega,
nos da de sus entrañas el pan de cada día,
es eterna señora con la luz de alegría
que a nuestras existencias de bienes las anega!
Es diosa inmaculada, magnánima y sonriente,
les da cobijo a todos, con todos es tan buena,
a pesar que codicia su belleza cercena,
nos brinda su legado de forma consecuente.
Aún con los destrozos que el hombre le provoca,
paciente y resignada nos sigue prodigando
la fuente de esperanza, que estamos acabando
con nuestra mano ingrata que tanto la sofoca.
Jamás nos pide nada, mas todo nos ofrece
con bondad prodigiosa nos concede sus dones,
debemos de adorarla con nuestros corazones
y darle nuestras gracias que tanto se merece.
Por nuestras ambiciones podríamos matarla
dejando a nuestros hijos un mundo tan oscuro,
y seremos culpables por destruir su futuro
si nosotros perdemos interés en cuidarla.
El misterio grandioso que sus dones encierra
es la gran esperanza de poder preservarnos;
terminarse podrían y sin ellos quedarnos
dejando que destruyan a nuestra Madre Tierra!
Autor: Aníbal Rodríguez: