Nadie sabe que había entre ellos
pero sin duda ambos lo disfrutaban,
eran felices de tenerse
mas allá de la fantasía o la realidad...
Lograban altos vuelos,
junto al correr de un poema,
y apasionadamente
con la humedad de sus labios
al cielo llegar...
Él podía sacearla
en su justa medida
y como un experimentado colibrí
de su dulce nectar a gusto bebía...
Ella sumisa gozaba
embelezada, enamorada,
como un atardecer calmo
a su inmenso mar bravío esperaba
para que descargue sus olas
en mil deseos, promesas y sueños...
Ninguno jamás confirmó nada
ella lo amaba en secreto
y él creemos que con placer
dejaba ser amado...
Ninguno negó nada,
como buenos poetas
sembraron el suspenso
a merced de quienes quisieran
descubrirlos detrás de un verso...
Pero la verdad, la verdad,
sólo ellos la llevan
en sus corazones bien guardadas;
Se sospecha ampliamente
que ambos gozaban
dejándose las pieles ruborizadas
y las almas bien tatuadas...
ESMERALDA...