Dos árboles que se amaban
Sin poder tocarse
Dos almas que se buscan
Sin poder encontrarse.
Estar tan cerca y no tocarse
Morir a diario llenos de angustia
Mirarse anhelantes y no besarse
Como el atardecer de hierba mustia
Tejí telas con palabras amorosas
Que sin embargo eran ecos huecos
Pues aún las palabras primorosas
Suenan a color de troncos secos.
Yo lloré acá al verlos lejos, estando cerca
Tú lloraste allá estando lejos
Nuestras lágrimas quizás formaron una alberca
Entre distancias y reflejos
Tu alma es tan sensible
Al llorar por dos árboles lejanos
Pero siempre será posible
Amar aún en tierras lejanas.
Lima 28/4/ 17