A ti, Omar, que reconstruiste mi corazón en una noche y lo rompiste en diecisiete segundos, a ti quiero escribirte una canción y besarte de lunes a miércoles a las cinco treinta. A ti, quiero escucharte cantar durante el ocaso y mirar tu sonrisa soñadora; a ti es a quien quiero verle los ojos brillar y compartirle todo de mí, aunque me interrumpas en un promedio de cada treinta y dos palabras dichas. A ti, Omar, sí a ti; quiero serte sincera y abrazarte mínimo veintiocho veces al día, de cada tres ocasiones que podamos vernos por mes; a ti quisiera extrañarte y llamarte en las madrugadas, a ti es a quien quisiera importarle, y que me tomes en serio; a ti, Omar, quiero que me sepas y saber que estarás del otro lado de esta recepción y envío de mensajes, a ti quiero conocerte y tocar tu alma; a ti quiero cantarte y plasmarte en tinta.
Te busco en el caramelo de mis neuronas, pero exploras el líbido de mis membranas, y no estás aquí esta noche, ni lo estarás mañana. Espero tu serenata, deseo gritar a las 00:49 en camisón y que aparezca tu llamada y unas rosas en la puerta. Que aparezcas tú, Omar. Y que al cantar una canción desesperada, aun lejos, entiendas, y sepas que es para ti, que me encuentres.