Que tus labios he besado
en noche oscura y sin luna
y en tus ojos cerrados
dejé un murmullo, desesperado.
La nuca, seguí en camino a la espalda
en el arco del brazo, dejé mi sello
rodeando el sendero subí al cielo
en revuelo de cantos, mis promesas dejé.
Perdí el rumbo y despeñé
abandonado entre calores, la locura me halló
penitente de tu continente
perdido sin remedio, me abandoné.
Amaneció, en tu horizonte
las sombras, se fueron
y nos encontramos los dos
entre risas y tormentos.
entonces, cada uno hizo suyos
los deseos y promesas
los cielos obtenidos
en grato sueño acumulado.