He aprendido a amarte en cada esquina
en cada calle en cada mañana cerrándose
sobre sí como un capullo nuevo
he aprendido el aprender constante
Pero la vida me impone
dejar lo amado, dejar lo sido
postergarse en el vuelo de los pájaros
bailar en el cuarto oscuro, cantar entre tu ruido
Creo que no lo puedo
Sé que no lo quiero
¿Cómo desligarme si soy
sólo el cordón que anuda?
Ni el cielo de mar y maravilla
Ni el subterfúgio infraterrestre
Soy un tránsito, un puente
el que venga a mí, me cruce
sobre mis huesos idos, hasta el edén
o el averno, todo hombre es un camino
Pero como dejarte ciudad perdida
si te he amado cada calle, entramada
a mi tejido, ambos caemos en decadencia
en el olvido, yo ayer me apoyé en ti
hoy es turno tuyo
Tengo angustia, el olvido se expresa
a través de mi ahora, hombre
receptáculo del silencio
brama impotente
Como la espuma en la ira
de la ola, fuerzas oscuras
de un origen indefinido
a un fin incontestable
Como la espuma de ira
en la boca, dejar ir todo
o dejarse ir por todo
-no lo quiero, no puedo
No acato-
aún mi insignificancia
contra mi destino me rebelo
me entrego a cada rincón poblado
Arránquenme en la hierba salvaje
entre el rayado del muro, jamás
se irán del amor, los amantes
oculten todos los amores
el espacio quedará, vacío
el espacio vacío, quedará.