Inmaculada paz resplandece de tus ojos
etérea imagen que no roza la oscuridad
diáfanos sentires abandonan tus labios
las palabras son ecos de blancos anhelos.
Tu andar deshoja melodías de deseos
imán de miradas que admiran tu paso
encierras misterios jamás develados
congojas y alegrías llevas con donaire.
No existen crepúsculos en tus sueños
acequia de aguas frescas de ilusiones
bañas mis costas, refrescas mis pesares
pureza de amor que anida en mi alma.
Oscar A. Fernande Folguerá (Argentina)
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