Mallez

Te busqué

 


Caminé por donde tus huellas
se imprimieron hasta el abedul;
blanco y negro con las estrellas,
colorido bajo el cielo azul.

Donde aparecía con fortuna
la agreste comparsa nocturnal
que a la luz de la blanca luna
coreaban hasta el sol matinal.

Ahí donde nuestros escudos
eran tu pecho y mi pecho,
y aquel abedul como en nudos
se aprestaba por nuestro techo.

Yo te amé, y amé la pradera
en la que también me quisiste.
Aquella vida ¡qué linda era!
Hoy ya no estás, ¡todo es muy triste!


M