Como si fuese un objeto, la usaban
11 horas diarias, trabajaba
En algo que no le gustaba
A veces, cuando su jefe en el establecimiento no se encontraba, lloraba
¡Relájate, Ana!
¡Tú puedes con todo! se decía, a la par
que esos pequeños diamantes acuosos, se secaba con un kleenex
Luego volvía al lío
Siempre pensando en sus hijos
Y en el futuro que les quería dar
\"No dejaré que pasen las penurias, que yo tuve que pasar. Mi recompensa será, verles felices crecer, trabajando en lo que aman
Para que nunca tengan (con cataratas en los ojos) que trabajar
Su tiempo vender, moderna prostitución que nos lastra desde antaño
No, no dejaré que pasen por eso
Por ellos me sacrificaré, hasta que pierda el aliento
Me tendré que resignar, en esta época de crisis infernal
Es hora de dejar esta cháchara interna
Y volver, a mi pesar, a trabajar\"