Juan Pablo Mendoza Salazar

El sillón de mamá

Ocultarme, alojarme en el núcleo de lacasa, perder el respeto a ley severa de mamá y acurrucarme junto con las luciérnagas semidescuartijadas que por ahí volaban en la peste que es la sala.

Mamá más sin embargo seguía en la cocina, cocinando los cabellos del cielo que pronto bajarán como rayos fríos sobre los muslos de este cuerpo, que pronto dejara de ser.

Era habituaron de pieles fúnebres, el sillón junto con su valentia de ropero seguía su rumbo junto con nuestras pieles, apesar de nuestro invaluable peso el sillón esgrima su valentia ante nuestros forzados muslos.

El futuro destapara los secretos que en el sillón se guardaban, volarán las mariposas, las estelas, los leones blancos que venían desde París o de Mónaco, ya no recuerdo. Definitivamente con el paso de la cólera se caen las memorias y se estropean los sentidos.