Tu Inefable caricia que incita presunción, de despertar contigo en la mañana.
Donde tu labio inferior hará la cosquílla en mi barbilla que despierte al corazón,
y ese constante vaivén de tus lunares que descansan en mi mente y ofuscan la razón,
me dejarán varado en tu cama, cansado, sin aliento y con las ánsias de otro encuentro.
No es mentira, aposté a que te quedabas; mi tiempo, mi guitarra y mis mejores versos.
Y si por destino fortuito perdiera tu beso y tu mano y tu frente y tu cuerpo.
Que dicha haber vivido aunque sea por un momento, la maravilla que causó la coincidencia de tu encuentro.