Se lamenta el personal
de ya no poder usar
el teléfono oficial
para llama a su hogar.
Estarán con el temor
y con sobrada razón
que si la hija mayor
dió al pequeño el biberón.
No habrá modo de orientarles
como preparen el guiso
ni tampoco preguntarles
si lavaron bien el piso.
De la casa a la oficina,
el llamar queda prohibido
pues nos llevaría a la ruina
por el servicio medido.
Y adiós al telefonema
de aquellos tiempos, ya idos
cuando sin ningún problema,
se hablaba a¡Estados Unidos¡